En la negra historia de la conquista española de América, que la hubo, no fué todo tan maravilloso como lo pintaban los libros que leíamos en la EGB, siempre me causó una especial atención el caso del Inca Atahualpa traicionado por los que se hicieron llamar sus amigos, hecho prisionero y acusado de multitud de falsedades para ser cruelmente asesinado después de hacer pagar a su pueblo una generosa recompensa por su libertad. Lo que no podía saber cuando estudié estos pasajes de niño es que el gran último emperador del Perú era además un diestro ajedrecista!! juego que aprendió de los colonos españoles y con los cuales se batió en duelos derrotándolos a todos. Veamos antes una pequeña biografía de Atahualpa antes de pasar a nuestra relación con el ajedrez:
Atahualpa fue el
decimotercer emperador Inca, y aunque tuvo sucesores nombrados por los españoles es considerado como el último emperador inca. Nació en
1497 en
Cusco.
Logró vencer a
Huáscar en 1532 en
Quipaypan, cerca de Cuzco, tras lo cual
Atahualpa se proclamó Inca o emperador,
despues de haber ganado la guerra se dirigió de inmediato a
Cajamarca para conocer a los
españoles, después de un inesperado ataque español fue hecho prisionero por
Francisco Pizarro. En prisión mantuvo algunos privilegios: se le permitió seguir administrando el imperio, aprendió a leer y escribir, también mantuvo una relación amistosa con Francisco
Pizarro.
[3] A los pocos meses fue acusado de traición por los españoles, lo acusaron de ocultar un tesoro, conspiración contra la corona española y de matar a
Huáscar. Para su rescate ofreció pagar dos habitaciones llenas de plata y una de oro. Aunque cumplió con su oferta, fue ejecutado de todas formas.
[4] Escogió ser ahorcado después de
bautizarse como
cristiano; la otra opción era morir quemado sin bautizarse.
Los funerales de Atahualpa
Según el Profesor Mario Valverde López , fue durante el largo cautiverio cuando Atahualpa aprendió el juego viendo a sus carceleros jugar, cual prehistórico Capablanca aprendió solo de mirar, y al poco tiempo rectificaba a los contendientes en esta y aquella jugada, ante lo cuál le propusieron disputar algunas partidas y ahí descubrieron la gran habilidad del prisionero para el juego- ciencia. Entre los testigos de estas azañas se encontraban Hernando de Soto, Juan de Roda, Francisco de Chaves, Blas de Atienzu y el Tesorero de la expedición que se llamaba Riquelme. Se cree tambien que esa habilidad unida al mal genil del mediocre jugador Riquelme pudo costar la vida, ya que entre los jueces que decidieron sobre el castigo de Atahualpa se encontró Riquelme, el cuál tenía gran poder de decisión sobre la mesa, pero eso, como en muchos otros casos ocurre se mezcla un poco entra la fantasía y la realidad. Mención especial merece la peculiar forma de empezar la partida que tenía Atahualpa con negras, ya que ante 1e4 siempre respondía con el curioso gambito 1...f5!?
y si de esta forma lograba derrotar a sus experimentados oponentes cabe pensar que poseía una gran fuerza práctica. En todo caso la historia se encargó de borrar todas las huellas de este original ajedrecista, quizás el primer "jugador de élite" americano de la historia y por otro lado los españoles se encargaron de cortar de raíz su progresión. No obstante ahí quedará para la historia el gran Inca Atahualpa como el mejor ajedrecista de América del siglo XVI y el Gambito Atahualpa como el primer gambito, apertura o defensa jugada en América.